10 años sin Rita…
Una figura del rock mexicano se asoma de manera enorme. Una de las personalidades más grandes que emergieron de este movimiento como una de sus protagonistas. Pero esa misma figura hasta el día de hoy se nota ambigua y misteriosa; sabemos quién es, pero no terminamos de entender todo de ella; una personalidad que ha marcado generaciones enteras de fans, pero pocos artistas se han atrevido a seguir sus pasos, por lo que ella y su música han quedado en un altar, rodeadas de velas y neblina, como de cuento de hadas. Hoy sigue doliendo que ya no está aquí: Rita Guerrero.
Rita, probablemente la frontwoman por excelencia del rock. De intimidante carisma, oscuridad glamorosa y calidez artística, Guerrero es una de las grandes figuras de la música en México a la vuelta del cambio de siglo; punta de lanza en el rock mexicano, una figura que ayudó a definir el sentir contracultural desde la primera fila, protagonizando los cambios y ofreciendo un comentario al respecto.
Por medio de cinco discos, surgió un mythos a través de Santa Sabina en el que se conjugan sentires prehispánicos, reflexiones existenciales, imágenes oscuras, posturas sociopolíticas y, sobre todo, romanticismo. Rita le dio voz a cada una de estas ideas por medio de un rango privilegiado de expresionismo vocal que le habla a nuestra emotividad ancestral; en el escenario les daba vida, encarnando las ideas en expresiones corporales, histriónicas, una cantante que interpretaba como un actor de método. La música creaba los escenarios y le daba ritmo a los pesares y anhelos de sus melodías.
Al conocer la historia de Rita nos topamos con un personaje complejo. Existe un culto a aquella figura de chamana/vampira/sacerdotisa con la que muchas personas suelen mitificar a Guerrero. Es fácil darse cuenta de que una mujer se encuentra detrás de esta leyenda, una que conjugó lo abstracto de la música en función-espiritualidad, y lo específico de llegar más lejos en su carrera, de expresarse en términos poéticos, pero de practicar política social radical, de encarnar un glamour exótico y un sentir muy mexicano.
Texto íntegro tomado de (Marco Hassan), Revista 192 ¡Un millón de gracias!/Google Images/Jazz Warhola/Google Images/YouTube/RockAmerika