Cuando el Jazz se vuelve el conducto perfecto para la comunicación humana

Cuando el Jazz se vuelve el conducto perfecto para la comunicación humana

Por Pablo Queipo

La música no hay duda que es todo a la vez, de ahí su humildad, su grandeza y su belleza. Y eso lo pudimos constatar el pasado 28 de octubre cuando tuvimos la oportunidad de ver dentro del marco del Festival Internacional de Jazz 2019, llevado a cabo en Ciudad Juárez, a 4 estupendas agrupaciones, sobresaliendo sin duda alguna la del baterista mexicano y, considerado uno de los mejores del mundo, Antonio Sánchez y su Migration Band.

El marco fue esplendoroso, el teatro Víctor Hugo Rascón Banda, del Centro Cultural Paso del Norte, mismo que lució sus mejores galas con una concurrencia ávida de escuchar y apreciar una noche musical que, sin temor a equivocaciones fue de la mejores en el año en Juárez.

La fiesta comenzó con la banda procedente de El Paso, Texas, Vitruvian Project, comandados por el estupendo baterista Lawrence Brown. VP encontró la alquimia perfecta para ofrecer una aleación entre el hip hop y el jazz contemporáneo. Voces de reclamo y ritmos guturales se hermanaron con el  ambiente melódico creado por el extraordinario quinteto musical.

Posteriormente Carlos Barba Trio imprime el sello tradicional al gran espectáculo que estábamos presenciando, el jazz clásico de monstruos como Coltrane, Brubeck, Ellington, etc., tomó forma heterogénea gracias a la finísima propuesta de Carlos Barba. Escuchamos obras del propio Carlos como Serenity, The Lake y Oh Barquino ¡sensacional!

Paga Trío vino después, esta propuesta México-venezolana brindó un performance estupendo, navegando entre las aguas del jazz contemporáneo con ritmos muy afroantillanos. Son composiciones propias permitiendo que en cada uno de éstos Orestes (batería) Agustín (piano) y Freddy (bajo), demuestren su innegable virtuosismo en temas como Camin Definía y Sexero XDMC Ortem, entre otras, fueran de la delicia y asombro de todos los que tuvimos la oportunidad de apreciar su oferta jazzística.

Luego, el plato fuerte; la esperada aparición de Antonio Sánchez y su banda Migration. Esta fue simple y sencillamente apoteósica, exquisita, rica en ensambles melódicos y rítmicos, sobresaliendo claro está, la ejecución del maestro Sánchez.

Sobre el escenario emanaron las notas de su material más reciente titulado Lines In The Sand, el cual sirve a manera de reclamo por el maltrato que se tiene por parte de las autoridades fronterizas y de trump (así en minúsculas) sobre los inmigrantes que lo único que desean es tener una vida digna para ellos y sus familias.

Escuchamos y vibramos con Travesía (part 1 to 3), Long Road, Bad Hombre y Mujeres, Home y la subyugante obra maestra Lines In The Sand (parts 1 and 2)

El jazz de Antonio es el conducto correcto, de eso no hay duda, ataca con una precisión apabullante su batería, sabe matizarla para escucharla como si gimiera de tristeza, danzar de alegría y en otras ocasiones como si la violencia el reclamo se apoderara de ella.

Acompañado de verdaderos virtuosos como John Escreet, Matt Brewer, Chaise Bird y Thana Alexa (por cierto, su esposa), dio por finalizado un festival que tuvo 2 días de grandiosas propuestas y músicos fuera de serie, vamos, virtuosos sin lugar a dudas.

El listón quedó muy alto para la Subsecretaría de Cultura del Estado de Chihuahua, sólo esperamos que el evento del próximo año llegue a ser mínimo tan soberbio con éste.


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